Alejándose con una botella de tequila en la mano, atraviesa un pasillo
alfombrado de cucarachas muertas, él, él es un payaso que no hace reír a
nadie, se aleja como navegando entre los cadáveres de insectos
frustración y pornografía son el estandarte que imprimí en su chaqueta
de cuero la vez que paso por aquí, aún conserva parte del vomito que
ella un día le dejo, en secreto como una conexión que solo la lavandina
le puede quitar, fue una noche televisada, se anuncio apenas un par de
veces, de todas formas, siempre con cara de asco le miré, con la
esperanza de que no me pasen esas cosas, se fue goteando angustias
cuando le dije el precio.
Un velero tirado por el sol espera que no se seque el mar, pero... pero
las cosas no desean, no esperan, aguardar es de insectos y a los
insectos se los pisa o al menos eso piensa cada insecto que conocí,
muchos de ellos forman parte de esa red crujiente de tristeza que
repetidas veces están debajo de él.
Onda corta aunque la estática impide la recepción y la empatia va
tomando un color castaño oscuro con el verde que solo se ve en el
cassette de VHS, "movele al tracking", la distorsión es vertical, y al
final del pasillo hay una playa, no para desembarcar, total es una misma
mar donde los ríos de sangre perteneciente a los antiguos primos del
artrópodo residen, estas son imágenes que no se colorean los ositos de
peluche tragan mucha shit, el karma no se anda con tonterías, que buen
comerciante es ese tarado, yo una vez le compre satisfacción y ahora
tengo que contar la historia de un "boludo", podría estar vendiendo
carne o simpatizando con telas de otros costales, pero esta historia que
no es mia me obliga, sin embargo espero que al pasar este momento el
mesero me traiga las dos empanadas que le pedi con sus respectivos
cubiertos, limpios por favor.