En el ultimo pueblo nos ayudaron a encenderlo, llevamos una semana de
vuelo y hoy nos encontramos en lo que parece ser la argentina, el frió
es muy fuerte, ella quiere bajar...y esta bien pero le digo que
esperemos media hora mas por que aún estamos dejando el desierto, solo
cinco minutos después se pone histérica y amenaza con lanzarse del
globo, afortunadamente hay un caserío allí abajo, y empiezo a maniobrar
el aterrizaje.
Una vez en tierra firme vamos a la tienda, compro
un paco de cigarrillos, golosinas y alimento, ella dice que me
obsequiara uno de esos globos de colores. Se va.
Mujer en este pueblito no venden globos de colores. exclamo suave a su espalda, no presta atención.
La
gente aun nos mira extrañados por la forma en que llegamos, nuestro
trasporte se encuentra anclado en una húmeda y bastante verde cancha de
fútbol, los niños juegan alrededor de la canasta y bromean, simulan que
ellos también vuelan en su propio aerostato.
Hoy no dormiremos en
la canasta, tener sexo en esa canasta es emocionante, pero no se puede
negar que en tanto tiempo llega a ser incomodo, esta noche hemos quedado
en un motel del pueblucho, la espero aunque no traiga el prometido
globo de color, ella ya sabe que habitación es, me acuesto a descansar,
aun no llega.
Son las cuatro de la mañana sus risotadas vienen de
la calle, hay dos chicos pueblerinos con ella, y sus gemidos son muy
fuertes, se escucha en mi ventana, son los gemidos que pensé que solo
podría darle, ingenuo, los reconozco claramente, decido dormir.
Ah,
este globo se ve tan espacioso hoy, no le pedí explicaciones, solo
asumí que se canso de volar, y eh encendido todo de nuevo, ella es tan
colorida en un pueblo tan gris y tan verde oscuro, que aun puedo
distinguir su ropita, la alcanzo a ver y parece que si pudo obtener un
globo en este pueblo de mierda.